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Para cumplir su sueño se hizo cargo de su familia en la adolescencia. Mago sin varita, multiplicó alegrías adentro de la cancha y entre contradicciones, contagió rebeldía afuera.
Con poco más de 15 años debutó en Primera División y protestó ante los medios cuando Argentinos Juniors se demoraba en entregarle la casa prometida a su familia. Hasta que llevó a la Tota, don Diego y sus hermanos a la vivienda que es hoy Patrimonio Histórico en La Paternal.
Tenía 19 años cuando organizó la «Navidad de Maradona», juntando regalos para los niños que no habían logrado salir de la situación de vulnerabilidad en la que nació y se crió.
Con la bronca de quedar fuera de la lista de Menotti para el Mundial ’78, el joven al año siguiente fue campeón juvenil. Se sabe qué hizo después en defensa de la camiseta de la Selección.
En su mejor momento, llevó a un equipo a la gloria. Y sin club, con 33 años a cuestas se preparó y volvió en el Repechaje ante Australia para que Argentina pudiera jugar la Copa de Estados Unidos.
Década por década, el repaso en audios de una vida sólo soportable para el mejor futbolista de todos los tiempos. Del niño de la villa, el cebollita, el campeón del mundo, revolucionario de Nápoles, drogadicto y el exiliado deportivo a su último paso, como entrenador.
Hijo de correntinos residentes en Villa Fiorito, Diego Armando Maradona nació el 30 de octubre de 1960 en el hospital «Eva Perón» de Lanús, donde doña Tota y don Diego llegaron en tranvía.
Se hizo futbolista bancándose quedar afuera del Mundial ’78 de manera injusta, pero fue campeón Juvenil al año siguiente.
Conquistó México en 1986 y desde allí su carrera en el Napoli le sirvió para revolucionar la ciudad y también al país: por primera vez, el sur le ganó al norte.
Su adicción a la cocaína no le impidió ganar hasta la Europa League con el club napolitano, donde se fue tras un doping positivo. Con 33 años se preparó como nadie para estar en la Copa del Mundo de Estados Unidos e ilusionó a todos hasta el momento de la efedrina.
Fue técnico cuando suspendieron al jugador, pero volvió para retirarse en Boca. Sobrevivió a una sobredosis de Punta del Este.
Como exjugador, tuvo su despedida en la Bombonera, condujo su propio programa de TV y fue parte de del movimiento político progresista de Latinoamérica.
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Desde su recuperación en Cuba hasta la contra-cumbre frente al ALCA y el inolvidable viaje en tren con los líderes de la región.
En el último trecho pasó de ser embajador deportivo en Dubai a dedicarse a ser entrenador. Y desde los lejanos Emiratos Árabes a México llegó hasta La Plata, donde como pudo, dirigió a Gimnasia, en medio de los últimos homenajes en vida.