El atacante, recientemente fallecido luego de contraer Covid-19, perdió a su hermano en un accidente y se luxó un codo en pleno Argentina ’78. Se desconcentró y volvió para ser parte del título.
Se dice que fue la primera mano que Diego Maradona sintió en su hombro segundos después de que César Luis Menotti dijera su nombre entre los tres futbolistas que quedaron afuera de la lista para la Copa del Mundo. Con 17 años, fue el primer mal trago que debió soportar el mejor futbolista de todos los tiempos.
Y allí estuvo Leopoldo Jacinto Luque. Portador de un singular bigote, todos sus compañeros se encargaron de destacar su sencillez cuando falleció, luego de luchar varias jornadas contra el coronavirus. Tenía 71 años.
A sabiendas de lo que significó para el país festejar en medio de una sangrienta dictadura, fue uno de los pocos jugadores que visibilizó aquella situación. Al resto le pareció asustar la acusación.
De hecho, junto a Ricardo Julio Villa y René Houseman, fueron los únicos que participaron de «La otra final», el documental al que convocaron organismos de Derechos Humanos en 2008, a treinta años del título. Allí estuvo, en el partido conmemorativo en el estadio Monumental.
El mismo escenario en el que fue campeón, pero poco tiempo después supo que estaba a escasos metros del principal centro clandestino de detención: la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
Integró aquel recordado equipo y no fue una pieza cualquiera. Supo recordar que varios le dijeron que «yo podía ser la figura de ese Mundial». Pero el torneo le desenfundó otro destino.
En varias ocasiones remarcó que en la primera fase, en el 2-1 ante Francia jugó uno de sus mejores partidos con la selección. Con el juego empatado (goles de Pasarella y Platini), sacó un terrible remate de larga distancia para soltar el grito de gol.
Pero antes había sufrido una luxación de codo. Y tanto su familia como allegados recién le diría a la mañana siguiente que «Cacho», uno de sus hermanos, había fallecido en un accidente automovilístico cuando se dirigía a ver el partido.
Dejó la concentración y se aferró a su padre. Ausente contra Italia y Polonia, y con el campeonato en marcha, volvió para ser clave en el 6 a 0 a Perú y ser partícipe de la final con Holanda.