

Uno de los rasgos más notorios de las aves y, quizás, de lo más apreciado por los observadores y amantes de la naturaleza en general, es el color del plumaje de algunas especies. Rojos, azules y verdes, opacos y brillantes, incluso los hay iridiscentes; realmente para todos los gustos. Pero, ¿es igual la coloración de los machos a la coloración de las hembras?
Existen casos extremos en la coloración de las aves. En algunas especies los individuos machos y hembras son tan similares que parecen idénticos entre sí, como el Hornero, pero en otras son tan diferentes que no parecen ejemplares conespecíficos, como el Chororó.

Esta situación nos hace estar alertas con algunas conclusiones que sacamos. En el primer caso, por más que nuestros ojos no nos permitan detectar diferencias entre sexos de una misma especie no significa que no existan tales diferencias. Debido a que las aves pueden ver la luz cercana al UV, los machos y las hembras de ciertas especies podrían diferenciarse entre sí y nosotros no darnos cuenta, como se determinó en la Torcacita (Columbina picui) y el Loro Barranquero (Cyanoliseus patagonus), los cuales presentan sexos efectivamente disímiles si observamos en ese rango de luz [1] [2]. Y en el segundo caso, incluso se han descripto como dos especies diferentes a los sexos conespecíficos, como el Ánade Real (Anas platyrhynchos) [3]. Cuando existen diferencias en la coloración entre los sexos de una especie se denomina dicromatismo sexual y es un tipo particular de dimorfismo sexual.
En este punto, los más observadores dirán que en general los machos son más coloridos que las hembras, sobre todo si se piensa en el Orden Passeriformes (comúnmente llamados pájaros). Pero hay que tener en cuenta que los casos más llamativos de dicromatismo sexual que se han ilustrado solo ocurren en especies que a menudo presentan sistemas de apareamiento altamente poligámicos, es decir individuos de un sexo que se reproducen con varios individuos del otro sexo [3] [4]. A esto hay que sumarle que no solo actúa la selección sexual como vimos con la poligamia, sino que existen otros factores que podrían influenciar la elaboración de plumajes coloridos. Incluso, en los últimos tiempos se ha observado que muchas ornamentaciones de las hembras podrían tener valor adaptativo, por lo que la coloración les confirió cierta ventaja de supervivencia y reproducción sobre hembras que no poseían esas características [5] [6].
Analicemos un poco esta situación. Al menos en el orden de los pájaros, el grupo más grande y derivado de todas las aves (5.983 especies, 61% del total de las aves, aproximadamente), los factores que más afectan la diferencia de coloración entre machos y hembras son el tamaño corporal, seguido por la historia de vida tropical y la selección sexual.
Además, se observó que dichos factores explicaban mayormente la variabilidad de coloración de las hembras que de los machos [7].
En el primer factor, mientras más grande sea la especie más coloridos son ambos sexos y, por lo tanto, menos diferencias hay entre ellos (menos dicromáticos). Esto podría deberse a que ser mayor reduce el riesgo de depredación [8], debilitando así el camuflaje de la especie. A su vez refuta la idea de que las aves más grandes son menos coloridas [9], al menos en los pájaros.
En el segundo, en las especies que habitan en los trópicos (historia de vida tropical), ambos sexos presentan plumajes más coloridos y menos diferentes entre sí que las especies que habitan en climas templados. Esto puede deberse a que los colores en las plumas podrían participar principalmente en la elección de parejas y la competencia por recursos en los trópicos [10].
En el último factor, que ocurre principalmente cuando la hembra elige a machos con ciertas características para reproducirse (selección sexual desviada hacia los machos), es en donde se observa el incremento del dicromatismo sexual en las especies. Lo interesante aquí es que, si bien la selección sexual causa un incremento en la coloración de las plumas en los machos, es mayor el efecto negativo sobre las hembras. Esto puede deberse a que en este tipo de selección sexual las hembras se vuelven menos competitivas entre ellas [7], derivando en una coloración más modesta.
En resumen, los posibles principales factores (tamaño corporal y hábitats tropicales) que afectan la coloración de los pájaros decrecen el dicromatismo entre los sexos, esto es, machos y hembras más coloridos pero menos diferentes entre sí. La selección sexual sería el único factor que aumentaría considerablemente el dicromatismo, haciendo más coloridos a los machos pero principalmente menos llamativas a las hembras.
Ahora salgamos y veamos a las aves en libertad. Mientras tanto pensemos que las más hermosas coloraciones y ornamentos que presentan las podemos disfrutar tanto en machos como en hembras, en su mayoría. Y luego, reflexionemos que esto que admiramos es el resultado de una larga historia de competencia y colaboración para aumentar la supervivencia, no para que las tengamos en jaulas.
Por: biólogo Gabriel Orso
Foto: Guillermo Galliano
Fuentes
[1] Mahler, B., & Kempenaers, B. (2002). Objective assessment of sexual plumage dichromatism in the Picuidove. The Condor, 104(2), 248-254.
[2] Masello, J. F., Lubjuhn, T., & Quillfeldt, P. (2009). Hidden dichromatism in the Burrowing Parrot (Cyanoliseus patagonus) as revealed by spectrometric colour analysis. Hornero, 24(1), 47-55.
[3] Andersson, M. B. (1994). Sexual selection. Princeton University Press.
[4] Darwin, C. (1888). The descent of man and selection in relation to sex (Vol. 1). Murray.
[5] Amundsen, T. (2000). Why are female birds ornamented?. Trends in Ecology & Evolution, 15(4), 149-155.
[6] Rubenstein, D. R., & Lovette, I. J. (2009). Reproductive skew and selection on female ornamentation in social species. Nature, 462(7274), 786.
[7] Dale, J., Dey, C. J., Delhey, K., Kempenaers, B., & Valcu, M. (2015). The effects of life history and sexual selection on male and female plumage colouration. Nature, 527(7578), 367.
[8] Ricklefs, R. E. (2010). Insights from comparative analyses of aging in birds and mammals. Aging cell, 9(2), 273-284.
[9] Galván, I., Negro, J. J., Rodríguez, A., & Carrascal, L. M. (2013). On showy dwarfs and sobergiants: body size as a constraint for the evolution of bird plumage colouration. Acta Ornithologica, 48(1), 65-80.
[10] Stutchbury, B. J., & Morton, E. S (2001). Behavioral ecology of tropical birds. Academic Press.