Para Leer
Nueva reseña de Eugenia Almeida: «Cameron», de Hernán Ronsino
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Nueva reseña de Eugenia Almeida: «Cameron», de Hernán Ronsino

Julio Cameron.

Un hombre que hereda el nombre de su padre y de su abuelo.

La pertenencia a un linaje militar que para él representa un orgullo.

Nieve.

Una soledad por temporadas.

Las noches de los martes en el Club de Jazz.

Un compañero de mesa con el que hay un intercambio mínimo que crece gradualmente.

Julio Cameron.

Alguien que practica la “filosofía secreta” de centrarse en los detalles, en “la vida secreta de los otros”.

Alguien a quien le gusta seguir a la gente porque “hay deseos que no se pueden olvidar”.

Una ciudad en la que los pobres se amontonan en el barrio Alto.

Las lluvias que inundan las zonas bajas.

Una frontera invisible que no hay que traspasar.

Un locutor de radio, una cantante de jazz. Máscaras.

Una noche borrosa.

Un nuevo vecino.

Una pierna ortopédica, un sistema de alarma, un fugitivo, una fiscal.

Un escondite.

Un tren que se desarranca.

Una fotografía en las hojas de un diario que alguien usa para envolver una copa.

Una silla de ruedas convertida en camión volcador.

Una pintada que dice “Ni olvido ni perdón”.

Los recuerdos y un vaivén que cruza el presente con el pasado.

Hernán Ronsino suelta palabras para darle voz a un personaje que se narra a sí mismo. Y su habilidad es tan precisa que bastan los primeros párrafos para entrar en ese monólogo que devela de a poco la oscuridad de quien habla.

En “Cameron” todo parece estar envuelto en una bruma.

La frontera -como límite y como detonante de posibilidades- se convierte en un hilo rojo que atraviesa la historia. Fronteras topográficas pero también fronteras en relación a lo dicho y en relación a los otros.

Hay algo de pesadilla en “Cameron”.

Ese espanto que aterra justamente porque nos es familiar.

Hay algo de delirio, de alucinación.

Y bajo las formas del delirio emerge lo que apenas soportamos ver: las marcas del Terrorismo de Estado como un dispositivo que aún tiene sus ecos sobre nosotros. La novela fue escrita durante una residencia creativa que Hernán Ronsino hizo en Zúrich, entre enero y julio de 2018. El escritor cuenta que sus planes eran otros: avanzar en una historia ya comenzada. Pero la voz de Cameron comenzó a sonar y Ronsino ya no pudo hacer otra cosa más que seguirla. Ese mismo efecto produce en el lector.

Por: Eugenia Almeida